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El barrio Vinohrady de Praga suele sorprender a los visitantes con su encanto discreto. A diferencia del concurrido Casco Antiguo, este distrito residencial revela su belleza poco a poco, si sabes dónde mirar. Más del 60% de los turistas pasan por alto la arquitectura art nouveau característica de Vinohrady porque se limitan a las calles principales, mientras que el 78% gasta de más en restaurantes mediocres cerca de sus hoteles cuando hay auténticos locales a pocas cuadras. La frustración aumenta al darte cuenta de que has perdido un tiempo precioso en trampas para turistas, especialmente en un barrio que los locales adoran por su ambiente de pueblo y sus avenidas al estilo parisino. Esta joya escondida exige un enfoque diferente: equilibrar los lugares icónicos con la autenticidad del barrio.

Tesoros arquitectónicos escondidos en Vinohrady
Las maravillas arquitectónicas de Vinohrady no se anuncian con carteles llamativos. Las fachadas art nouveau más impresionantes se esconden en calles tranquilas como Slezská o Korunní. Los conservadores locales señalan que casi el 40% de los visitantes pasan de largo ante obras maestras como los detalles moriscos de la Sinagoga de Vinohrady, obsesionados con llegar a la más famosa Sinagoga de Jerusalén. La clave está en reducir la marcha y mirar hacia arriba: los frontones ornamentados, las vidrieras y los estucos florales se revelan poco a poco. Las mañanas ofrecen la mejor luz para fotografiar edificios como la icónica Casa Fanta, cuando el sol suave ilumina sus tonos pastel. Para contexto, haz una pausa en el Teatro de Vinohrady, donde una pequeña placa explica cómo esta joya de 1907 pionera del diseño moderno checo mantiene una acústica perfecta.
Cafeterías donde los locales toman su espresso
La cultura cafetera en Vinohrady sigue reglas no escritas que desconciertan a los turistas. Mientras las cadenas dominan las plazas principales, las cafeterías auténticas se agrupan alrededor de la Plaza Jiřího z Poděbrad, donde los baristas aún preparan el café a la manera tradicional checa: fuerte y con un vaso de agua con gas. Un consejo: Cafés como Místo rotan sus granos de origen único semanalmente, pero nunca lo anuncian en los menús en inglés. Para vivir la experiencia local, ve a media mañana cuando los residentes leen el periódico en mesas de mármol, y luego muévete a los bancos del parque junto a la Iglesia del Sagrado Corazón, como hacen los habituales. Evita los lugares caros cerca de la Torre de Televisión; mejor busca sitios familiares como Kofárna, donde tuestan los granos in situ. ¿El secreto para pasar desapercibido? Pide un 'café vienés' —así llaman al capuchino— y quédate como si fueras de la casa.
Oasis verdes en Vinohrady más allá de Riegrovy Sady
Mientras la cervecería en la colina de Riegrovy Sady atrae multitudes, Vinohrady esconde espacios verdes más tranquilos que incluso muchos locales desconocen. El Jardín Franciscano, cerca de la Iglesia de Santa Ludmila, ofrece bancos a la sombra de cerezos y el espectáculo de las monjas cuidando sus rosales. Para algo único, sigue a las madres con cochecitos hasta el viñedo escondido de Havlíčkovy Sady, donde puedes hacer un picnic entre vides con vistas panorámicas de la ciudad. Consejo: La glorieta del siglo XIX es perfecta para ver el atardecer, pero llega antes de las 5 PM para conseguir una de sus seis sillas de hierro. Quienes busquen tranquilidad pueden explorar los senderos geométricos de las terrazas inferiores del Parque Grébovka, donde la gruta y la cascada de 1880 crean un remanso de paz a minutos del tranvía. Recuerda: estos parques muestran distintas caras a lo largo del día, así que vuelve a visitarlos en diferentes momentos.
Cómo disfrutar de los bares de vino como un local
El legado vinícola de Vinohrady ('viñedos' en checo) cobra vida en sus bares de vino, pero explorarlos requiere conocimiento local. Los mejores lugares prescinden de letreros llamativos, como el estilo speakeasy de Veltlin, escondido tras una puerta sin marcar en la calle Krymská. Los visitantes experimentados buscan el pequeño motivo de vid junto al timbre. Para vinos auténticos de Moravia, planea tu visita durante las catas de 'barril abierto' de Vinograf, donde el dueño explica personalmente el terruño checo. No se aceptan reservas, pero llegar a las 6 PM los miércoles suele garantizar sitio. Los viajeros con presupuesto ajustado pueden pedir catas de 1 dl por un tercio del precio de una copa, ideales para probar variedades raras como la Frankovka. ¿El movimiento definitivo? Pide 'špuntové víno' (vino de barril), vinos jóvenes que rara vez aparecen en la carta pero que suelen robarse la noche.