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Cada otoño, Praga se transforma en un mágico paisaje dorado, pero la mayoría de los turistas se pierden su verdadero encanto. Más de 8 millones de visitantes abarrotan los mismos lugares cada año, dejando rincones serenos y barrios vibrantes sin explorar. Las largas colas para tomar fotos en el Puente de Carlos o para subir a la Torre de Petřín pueden arruinar lo que debería ser una experiencia tranquila. Además, llegar una semana tarde puede significar encontrarse con ramas desnudas en lugar de arces rojos. Los locales saben exactamente cuándo alcanzan su máximo esplendor los colores de cada distrito y qué callejones adoquinados ofrecen fondos perfectos para Instagram sin grupos de turistas. No se trata solo de hojas bonitas, sino de disfrutar del romance otoñal de Praga sin estrés.

Escápate de las multitudes: Jardines secretos y miradores
Mientras todos van a la Plaza de la Ciudad Vieja, los praguenses prefieren el Jardín Vrtba, una obra maestra barroca donde las paredes cubiertas de hiedra se vuelven escarlatas a finales de octubre. El distrito de Malá Strana esconde docenas de estos jardines amurallados, con entradas que suelen costar menos de 100 CZK. Para vistas elevadas sin las colas de Petřín, la Fortaleza de Vyšehrad ofrece panorámicas del río Vltava, con arces que cambian de color semanas antes que en el centro. La reserva natural Divoká Šárka, a solo 15 minutos en tranvía del centro, se transforma con la niebla matutina y tiene senderos rodeados de hayas que brillan como el cobre. Estos lugares tienen una ventaja clave: están en rutas locales, por lo que puedes visitarlos antes de que lleguen los autobuses turísticos.
La hora dorada: Cuándo y dónde fotografiar
La luz otoñal de Praga hace magia si conoces su horario. Desde mediados de octubre, el sol se alinea perfectamente con la calle Nerudova a las 16:17, iluminando las fachadas cubiertas de enredaderas. Los madrugadores pueden disfrutar del Puente de Carlos sin gente entre las 6:30 y las 7:15, cuando la niebla se levanta del río. Para perspectivas únicas, los paneles del Torre de Televisión Žižkov reflejan los árboles, creando efectos surrealistas. Los fotógrafos locales prefieren el extremo oeste de la isla Střelecký al atardecer, donde los sauces llorones sumergen sus hojas ámbar en el agua. Recuerda: los colores alcanzan su máximo antes en zonas altas, como los huertos del Monasterio de Strahov.
Más allá de la ciudad: Excursiones para colores intensos
Cuando los parques urbanos empiezan a perder color, los castillos de la campiña bohemia lucen su máximo esplendor. Karlštejn, rodeado de hayas rojas en noviembre, está a 40 minutos en tren desde Smíchov. Los jardines ingleses del Castillo de Konopiště se convierten en un mosaico dorado y burdeos, con senderos ideales para admirar el follaje. Para algo diferente, la Capilla de los Huesos de Sedlec es inquietantemente bella entre árboles esqueléticos. Estos destinos no requieren tours, solo trenes regionales (compra billetes en las máquinas amarillas) y calzado cómodo. Llévate un trdelník de alguna panadería para el viaje; su canela combina perfectamente con el aire fresco.
Tradiciones locales: Cómo celebran el otoño en Praga
El otoño aquí no solo se observa, se celebra. Únete a las familias que recolectan castañas en el parque Letná para manualidades tradicionales, o visita el Festival de la Vendimia de Vinohrady (último fin de semana de septiembre) para catar vino bajo viñas doradas. Librerías como Shakespeare and Sons organizan 'noches de lectura' con brandy de pera y velas. Para una experiencia auténtica, visita los robles centenarios del parque Stromovka durante la fiesta de San Martín (11 de noviembre), donde las cenas de ganso terminan con paseos con linternas. Estas tradiciones muestran el alma otoñal de Praga mejor que cualquier guía, mezclando cultura con el espectáculo de la naturaleza.