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Bajo las calles de cuento de hadas de Praga se esconde un laberinto de bodegas medievales que pocos turistas exploran. Más del 70% de los visitantes las pasan por alto, ya sea por desconocimiento o por la confusa información de acceso. La frustración es palpable: viajeros que pierden tiempo valioso buscando entradas escondidas mientras grupos guiados pasan directo a pasajes secretos. Estas no son simples bóvedas húmedas, sino cápsulas del tiempo que conservan la vida de mercaderes del siglo XII, talleres de alquimistas y hasta capillas clandestinas del turbulento pasado de Praga. Con una temperatura constante de 9°C (48°F), ofrecen un refugio ideal del calor veraniego y el frío invernal... si sabes dónde encontrarlas. El reto no solo es ubicarlas, sino elegir cuáles merecen tu tiempo entre tantas atracciones.

Cómo encontrar las entradas a las bodegas
El primer obstáculo es encontrar las entradas legítimas. A diferencia de los monumentos principales, estos accesos suelen estar escondidos entre restaurantes o patios sin señalizar. Muchos asumen que solo hay bodegas en bares turísticos, perdiéndose las más históricas. Los expertos señalan que solo 23 de las 120+ bodegas medievales documentadas son accesibles al público. Algunas requieren boletos con horario, otras solo se visitan con guía, y unas pocas tienen horarios estacionales impredecibles. Las bodegas del Ayuntamiento, por ejemplo, solo se visitan en tours históricos específicos, mientras que la red bajo la Plaza Wenceslao tiene cupos diarios limitados. Los viajeros inteligentes ahorran horas investigando los protocolos de acceso antes de llegar.
Elige bodegas según tus intereses
No todas las bodegas ofrecen lo mismo, y visitarlas todas te robaría días mejores invertidos en la superficie. La clave es elegir según tus prioridades. Los amantes de la historia no deben perderse las bodegas del siglo XIV bajo el Ayuntamiento, con arcos góticos y documentos medievales. Los fanáticos de la cerveza preferirán las antiguas bodegas de cerveza en Malá Strana, algunas con barriles originales. Para fotos atmosféricas, los pasajes bajo el Mercado Havelská son ideales, con piedras de 800 años. Familias disfrutarán el Museo de la Tortura, mientras que los arquitectos apreciarán los cimientos románicos bajo la Capilla de Belén. Enfócate en 2-3 bodegas especializadas para evitar fatiga subterránea.
Mejores horarios para evitar multitudes
Las bodegas tienen dinámicas de visita distintas a las atracciones superficiales. Mientras los turistas se aglomeran arriba entre 10am-4pm, abajo los patrones son menos predecibles. Las mañanas encuentran bodegas de pubs vacías pero las históricas llenas de grupos escolares; las tardes muestran el patrón inverso. Los locales saben que los miércoles por la noche son ideales para sitios como las bodegas del Clementinum. En verano, llegar a la apertura (9am) permite disfrutar el fresco antes de que el calor empuje a las multitudes abajo. En invierno hay menos colas, pero algunas bodegas cierran (como las del Puente de Carlos, abiertas solo de abril a octubre). Verifica los horarios de cruceros: cuando atracan varios, las colas se triplican. Usa estas fluctuaciones a tu favor.
Consejos de seguridad y accesibilidad
Aunque las bodegas ofrecen experiencias inolvidables, su origen medieval requiere preparación. Muchas tienen escaleras empinadas y desiguales sin ascensores, complicado para personas con movilidad reducida o carriolas. La iluminación varía de atmosférica a muy tenue; una linterna pequeña ayuda a ver detalles. La humedad ronda el 80% todo el año, así que zapatos antideslizantes son recomendables incluso en verano. Quienes sufran claustrofobia deben verificar la altura de los techos: mientras algunas bodegas como las de la Iglesia de Týn tienen bóvedas amplias, otras como los pasajes bajo la Plaza Vieja son estrechos. Algunos tours proporcionan cascos en sitios arqueológicos, pero los exploradores independientes deben cuidarse de vigas bajas. Conocer estos detalles evita sorpresas y te permite enfocarte en la magia histórica.